La campaña presidencial que se nos viene, que de hecho estamos viviendo ya, nos depara un escenario sumamente complicado para la Democracia y la Institucionalidad Política, por la ausencia de propuestas concretas que enfrenten los antiguos problemas de nuestro Perú.

En este proceso electoral, como nunca antes además, vamos a ver la importancia de las llamadas redes sociales en el escrutinio público y en la formación de la voluntad popular.

Estas dos situaciones quieren ser materia de rápido análisis en las líneas que siguen. En primer término, las campañas de los diferentes partidos y alianzas (si así puede llamárseles más allá de un papel en el consta una inscripción como tal) resultan por ahora gaseosas en lo que a planes y programas se refiere. Estos no han sido los puntos fuertes que generan enfrentamiento. Este, más bien, se ha dado alrededor de adjetivos y epítetos, de peleas bizantinas por autorías de obras PÚBLICAS o llamados a salir del closet, que sólo demuestran el bajo nivel de nuestro escenario y debate político.

En efecto, los Partidos y Alianzas Políticas tienen a sus equipos de Planes de Gobierno trabajando en la elaboración y afinación de las propuestas que presentaran al electorado, y más allá de chispazos, como la promesa de no desaparecer la cédula viva o de elevar salarios para los miembros del Magisterio Nacional (y otras), no hay nada concreto en el horizonte. De por sí resulta curioso que agrupaciones políticas que tienen como objetivo ser gobierno (y cuya postulación se vocea desde hace buen tiempo), no se hayan preocupado por mostrar, por lo menos, algo mejor elaborado al momento de anunciar candidaturas, y que ante preguntas concretas de la prensa, aún señalen que sus equipos están trabajando (eso en realidad es una muestra de la improvisación de nuestra política).

Esta falta de ideas, creo, no beneficia el autodenominado debate programático, y más bien obliga a los candidatos al debate poco alturado y, en muchos casos, de cantina; aunque, si bien es cierto, recién en estas elecciones hay obligación legal de presentar un Plan de Gobierno, y esta formalidad debe cumplirse al momento de inscribir la candidatura, sería deseable - y muestra del real y verdadero compromiso - que se presente un esbozo concreto, y de fácil lectura, al momento de lanzar o anunciar la candidatura.

En segundo término, las redes sociales van a jugar un papel fundamental en la campaña. Prueba de ello es que más de un candidato presidencial, y muchos políticos con aspiraciones, tienen una cuenta en Twitter o Facebook. Esta circunstancia nos hará enfrentarnos a un nuevo escenario, a una situación en la que los debates han pasado de las plazas y parques a la radio, de ahí a la televisión, y de esta a las redes sociales, al espacio virtual en el que el trato es cada vez más íntimo, y en el que las posibilidades de interacción son muy diversas y variadas. El homo videns de Sartori se está redefiniendo y la Teoría y Ciencia Políticas deben estar ahí para catalogar y describir este nuevo fenómeno.

Volveremos sobre estos temas.