Hoy, 10 de abril de 2011, se han realizado las elecciones presidenciales en mi país: el Perú. Un país que entre el 2001 y el 2010 vio crecer su PBI al 73 %, teniendo de este modo un crecimiento económico sostenido. Un país que pretendió hacerle creer a la gente un discurso monocorde, donde se prometió despectivamente chorreo para los más pobres. Un país, no con discurso oficial optimista, sino más bien triunfalista. Un país que habló del milagro peruano, aún con un significativo porcentaje de la población en pobreza y con necesidades básicas insatisfechas.

Hoy ese país, que en el período citado vio crecer su PBI al 73%, ha exigido una explicación a por qué casi en el mismo período (del 2001 al 2011) el salario mínimo sólo pasó de 410 a 600 soles (aunque en términos reales, descontando la inflación, solo aumentó al 16%: http://www.cristaldemira.com/articulo.php?idfecha=2011-03-28). Hoy ese país ha dicho que no hay milagro peruano. Hoy ese país ha dicho por qué celebrar si a mí no me han invitado a la fiesta.

En síntesis, hoy el Perú ha colocado al único candidato que ofrecía cambios al modelo económico en el primer lugar de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con por lo menos el 31% de la votación nacional.

Con este resultado Ollanta Humala asegura su paso a segunda vuelta, quedando aún por resolver cuál de los conservadores - Keiko Fujimori o Pedro Pablo Kuczynski (la primera con mayor posibilidad) – lo acompañara.

Creemos que esta exigencia de la gente por justicia social, por redistribución, por llegar a la meta, que es salir de la pobreza, es clara muestra del resultado de las elecciones, y está bien.

Esperemos el resultado oficial para hacer mayores análisis; sin embargo, conviene reconocer que este clamor no es algo nuevo, que no es la primera vez que la gente reclama cambios.

Atribuyamos este resultado al cambio responsable (léase sin cambio) que con la absurda tesis del perro del hortelano se olvido de la gente, se olvido de redistribuir, se olvido de la reforma del Estado. Este ha sido un gobierno que nos ha llevado a este escenario.

Entendamos - o que entiendan los supuestos técnicos que manejan el discurso oficial ortodoxo al frente del MEF y de la prensa, que entiendan Mariátegui, Du Bois y Althaus - que este es un reclamo por más y mejor Estado.

Seguiremos analizando.